"Un ejemplo clásico de
sincronicidad apunta a un suceso acontecido en la vida del actor Anthony
Hopkins. Cuando éste fuera contratado para actuar en la película La
mujer de Petrovka, no consiguió encontrar en ninguna librería londinense
la novela de George Feifer en la que se basaba el guión. Frustrado y
aburrido, se dispuso a tomar el Metro para regresar a su casa. Estaba
sentado en la estación de Leicester Square cuando, de pronto, halló el
libro en un banco. Se quedó tan asombrado de su buena suerte que ni
siquiera reparó en las anotaciones que el volumen tenía en los márgenes.
Dos años más tarde su sorpresa fue aún mayor. Al conocer al autor
durante el rodaje del filme, éste le dijo que había perdido su ejemplar
anotado. Dicho ejemplar era el mismo libro que Hopkins había encontrado
en la estación olvidado sobre un banco."
" Bendito sea el lazo que nos une". Martin Luther King
Señor, Médico Todopoderoso, me postro ante Ti. Ya que no hay don ni merced que de Ti necesariamente no provenga, te suplico: Da habilidad a mi mano, clarividencia a mi mente, bondad y piedad a mi corazón. Dame singularidad de propósito, fuerza para aliviar la carga de los que sufren y un auténtico conocimiento del privilegio que me ha sido otorgado. Elimina de mi corazón todo engaño y frivolidad para que con la sencilla fe de un niño pueda confiar en Ti. Amén.
Señor, Médico Todopoderoso, me postro ante Ti. Ya que no hay don ni merced que de Ti necesariamente no provenga, te suplico: Da habilidad a mi mano, clarividencia a mi mente, bondad y piedad a mi corazón. Dame singularidad de propósito, fuerza para aliviar la carga de los que sufren y un auténtico conocimiento del privilegio que me ha sido otorgado. Elimina de mi corazón todo engaño y frivolidad para que con la sencilla fe de un niño pueda confiar en Ti. Amén.
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