In
Memorian: Diego de Araciel "Marques de Araciel".
Por Fernando Jiménez del Oso.
Allí donde se dirija la vista hay un objeto. El pequeño salón donde
Diego de Araciel recibe a sus clientes es un almacén de recuerdos, una
abigarrada acumulación de los objetos más diversos. Paredes,
estanterías, muebles...todo está lleno. Pero el efecto no es
desagradable; inmediatamente uno se siente confortablemente arropado,
literalmente envuelto por la feraz jungla de cachivaches. Es como estar
dentro del costurero de la abuela: aquel cesto de mimbre al que iban a
parar las mil cosas huérfanas de destino que las casas segregan con el
paso del tiempo. Charlamos y bebimos whisky. Era un buen whisky y ambos
preferimos tomarlo seco, sin hielo ni agua. Probablemente bebimos más de
lo razonable, pero, en todo caso, eso contribuyo a que la atmósfera se
hiciera más cálida, más afectiva.

No hay comentarios:
Publicar un comentario