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Memorian: Diego de Araciel "Marques de Araciel".
Por Fernando Jiménez del Oso.
Allí donde se dirija la vista hay un objeto. El pequeño salón donde
Diego de Araciel recibe a sus clientes es un almacén de recuerdos, una
abigarrada acumulación de los objetos más diversos. Paredes,
estanterías, muebles...todo está lleno. Pero el efecto no es
desagradable; inmediatamente uno se siente confortablemente arropado,
literalmente envuelto por la feraz jungla de cachivaches. Es como estar
dentro del costurero de la abuela: aquel cesto de mimbre al que iban a
parar las mil cosas huérfanas de destino que las casas segregan con el
paso del tiempo. Charlamos y bebimos whisky. Era un buen whisky y ambos
preferimos tomarlo seco, sin hielo ni agua. Probablemente bebimos más de
lo razonable, pero, en todo caso, eso contribuyo a que la atmósfera se
hiciera más cálida, más afectiva.
" Bendito sea el lazo que nos une". Martin Luther King
Señor, Médico Todopoderoso, me postro ante Ti. Ya que no hay don ni merced que de Ti necesariamente no provenga, te suplico: Da habilidad a mi mano, clarividencia a mi mente, bondad y piedad a mi corazón. Dame singularidad de propósito, fuerza para aliviar la carga de los que sufren y un auténtico conocimiento del privilegio que me ha sido otorgado. Elimina de mi corazón todo engaño y frivolidad para que con la sencilla fe de un niño pueda confiar en Ti. Amén.
Señor, Médico Todopoderoso, me postro ante Ti. Ya que no hay don ni merced que de Ti necesariamente no provenga, te suplico: Da habilidad a mi mano, clarividencia a mi mente, bondad y piedad a mi corazón. Dame singularidad de propósito, fuerza para aliviar la carga de los que sufren y un auténtico conocimiento del privilegio que me ha sido otorgado. Elimina de mi corazón todo engaño y frivolidad para que con la sencilla fe de un niño pueda confiar en Ti. Amén.
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